jueves, 12 de marzo de 2015

Viejas amigas

La primera vez que tuve una amiga, recuerdo haber deseado con todo mi corazón que lo fuera para siempre. Eramos inseparables y yo pensaba que la amistad era eso. La última vez que la vi, ambas eramos preadolescentes en una fiesta y las dos llevabamos a una acompañante, aún recuerdo su nombre completo, su fecha de cumpleaños y muchos otros detalles que creí importante recordar de parte de una amiga.
Con los años tuve muchas amigas, de todos tipos y a todas les tengo aún mucho cariño. Recuerdo a la que fue mi amiga cuando era "la nueva"y me ayudaba a estudiar. Recuerdo a la que me regaló una tortuga japonesa, que fue la primera de 35 hermosas y apestosas tortugas japonesas. Recuerdo a la que me secó el cabello, a la que se metió a la regadera conmigo y a la que me puso la pijama en la ocasión en la que bebí de más con ellas. 
Sigo recordando sus nombres, y toda clase de detalles acerca de ellas, sería capaz aun de hacer locuras por ellas. Han sido todas, las hermanas que no tengo.

Hace unos meses, te conocí a ti. Dijiste tu nombre y yo pensé: "¡genial! con ese nombre debe ser ultrainteresante". Puedes reír lo que quieras, pero eso fue lo que pensé. 

Y descubrí que eres exactamente eso, ultrainteresante y encima de todo, eres una muy bella creación del amor y de la naturaleza. Conocerte, fue uno de los tesoros que este lugar me aguardaba. 

Tus palabras y tu forma de verme, no solo adornaron varias de las horas que compartimos aquí, también le dieron un aliento extra a mi confundido y solitario corazón; alegraste todo a tu paso por mi vida, querido cisne. 

Es absolutamente alucinante escucharte hablar de ciencia y del curioso comportamiento humano, es inevitable sonreír al ver como disfrutas de ello, de las luchas, de los paisajes, de lo poético y de la comida. 

Siempre puedo sentir ese amor inmenso que tienes dentro.

Todo lo discreta que eres, no pudo evitar que desee conocerte más y estar en tu vida hasta donde me lo permitas. Estoy orgullosa ya de los detalles que sé de ti, de tu familia, de lo que piensas; qué grande se vuelve la distancia en casos como este. 

Sin embargo, soy paciente y tengo fe, esto, es solo el comienzo.

Imagino un futuro, en donde ancianas, riamos juntas, como solo podemos estar tú y yo.